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18, septiembre, 2024
Política

Políticas Públicas para la cultura, esa es la cuestión

Por: Roxana Moyano / Directora ADECINE

La Paz, 28 de marzo de 2020

A un año de su nacimiento, Adecine viene realizando una labor sostenida por el cine boliviano, sin perder de vista que su accionar debe estar enmarcado en una política pública que lo sustente a mediano y largo plazo.

Tras el lanzamiento de un Fondo de Fomento de 7 millones de bolivianos, el cual ya tiene beneficiarios elegidos por un jurado internacional, se trabaja en el diseño de aportes estratégicos y conceptuales hacia la consolidación de una política pública.

En un contexto global en el que ciertas fronteras se difuminan, otras perviven y nuevas surgen al calor de los acontecimientos, el cine se convierte en un privilegiado medio, no sólo de conocimiento de la realidad globalizada, sino en un creativo mecanismo de reflejo de realidades ocultas o excéntricas.

Si entendemos al cine como una suerte de síntesis de las artes, que apela a raíces múltiples y sinestésicas entre una tradición sólida y el ímpetu propio del avance de la tecnología, vemos un acto performático en el que la cámara se inmiscuye en la realidad y la transforma con nuevos sentidos puestos a rodar por el proyector. Es importante estar conscientes de este valor y apoyarlo decididamente desde el Estado y desde otras instancias para apuntalar su fortalecimiento y desarrollo.

Una institución como Adecine es la llamada a ser el motor de este apoyo pero, para ello, debe contar con una condición de institucionalidad fuerte, donde confluyan las visiones tanto del sector audiovisual, como las  del sector empresarial y del Estado, a través de políticas públicas claras, bien diseñadas y factibles de ser implementadas. Se trata de una labor germinal ya que hablamos de una institución nueva que hoy cumple su primer año.

El cine boliviano ha sido a lo largo de su ya larga historia, un instrumento de reconocimiento nacional, de reivindicación, de apuesta por lo nuevo, de revalorización de identidades, de propuesta de futuro. Toca impulsarlo hacia la industrialización, es decir, a propiciar o intensificar su filiación con esa industria suigeneris que es la cultural.

Si bien es cierto que en el pasado el Estado brindó apoyo al cine a través del extinto Conacine, los tiempos que corren exigen una institución capaz de comprender el estado actual del cine para poder actuar en apoyo y beneficio del mismo. Realizar una labor de diseño y planificación, posicionamiento, relacionamiento efectivo tanto a nivel nacional como internacional y, también, de materialización de acciones concretas y efectivas para el desarrollo del cine boliviano.

Es precisamente en ese sentido que Adecine es conciente de que una Política Pública no es pues, cualquier política emanada de un gobierno. A ciertas condiciones básicas que esta debe cumplir, se suma el hecho de que, establecerla, implica la incorporación participante de la opinión del sector al cual está destinada; es decir, la presencia de una pluralidad de voces y visiones que, precisamente por su grado de compromiso e interés, implica corresponsabilidad en los procesos activados y los propósitos perseguidos.

Así entendidas las cosas, es decir, como algo posible y no meramente deseable, es factible detectar y corregir errores u omisiones tanto del pasado, como de los procesos en curso y, en el centro mismo de la obliteración, el lugar común o incluso la indiferencia, pautar el mejor camino posible para esas fulguraciones tan humanas que dispara la pantalla en una sala oscura.

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