EE.UU. 2 de junio de 2020
Euro News
Quienes esperaba de Donald Trump un discurso a la nación de unidad y apaciguamiento frente a los disturbios raciales se equivocaron. El mandatario ha ordenado el despliegue de «miles y miles de soldados, fuertemente armados» en Estados Unidos para sofocar la violencia, que ha calificado de «terrorismo interno» y de «ofensa a Dios».
Con el país incendiado por la ira y las protestas a cinco meses de las elecciones presidenciales, Trump elige la mano dura y la confrontación. La imagen más impactante, la de la propia Casa Blanca, símbolo máximo del poder estadounidense, acosada día tras día por los manifestantes.
«Hoy he recomendado encarecidamente a todos los gobernadores que desplieguen la Guardia Nacional en número suficiente para que dominemos las calles. Los alcaldes y gobernadores deben establecer una abrumadora presencia policial hasta que la violencia haya sido sofocada», anunció Donald Trump.
«Estoy enviando miles y miles de soldados fuertemente armados, personal militar y oficiales de la ley para detener los disturbios, saqueos, vandalismo, asaltos y la destrucción gratuita de la propiedad».
«No son actos de protesta pacífica, son actos de terror interno. La destrucción de vidas inocentes y el derramamiento de sangre inocente es una ofensa a la humanidad y un crimen contra Dios. América necesita creación no destrucción, cooperación no desprecio, seguridad no anarquía».
Tras su discurso, Trump ha ido a pie, rodeado de un fuerte despliegue policial y de medios de comunicación, hasta una iglesia cercana, ante las que seha mostrado con una biblia en la mano.
En la llamada a los gobernadores, filtrada a la prensa, el presidente les pide que «detengan y metan diez años en la cárcel» a los violentos.
El candidato demócrata a la Casa Blanca Joe Biden ha acusado a Trump de utilizar el ejército estadounidense para controlar a su propio pueblo.