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Opinión

Política fiscal y crecimiento

La Paz, 1 de septiembre de 2022

Por: Mike Gemio / economista.

Hace poco tiempo tuve la oportunidad de participar de la presentación del libro La política fiscal en Bolivia. Lecciones y desafíos del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, del compañero Omar Rilver Velasco Portillo, al cual respeto mucho por su trabajo intelectual y que ahora ha logrado realizar una publicación que se destaca por el contexto que analiza y por, sobre todo, la relación de acciones de política pública que ha puesto sobre el tintero de la discusión en lo que se refiere a fiscalidad y su incidencia en los altos índices de desarrollo que ha alcanzado nuestro país los últimos 15 años.

En la presentación que ha logrado captar la atención de los presentes, ha puesto de manifiesto la razón y esencia de la existencia del Estado como tal dentro las sociedades en el mundo, esto desde luego incomoda a los que piensan que se debe deconstruir un Estado protagónico en la economía y ha echado por tierra la absurda teoría que persiste en algunos estratos privilegiados de nuestra sociedad, que piensan que su comodidad es el resultado de solo sus esfuerzos, sin considerar si el contexto en el que viven tiene algo que ver con sus beneficios.

Desde que Bolivia decidió cambiar de modelo económico, allá por 2006, se han dado grandes transformaciones en lo social y en lo económico, mismos que son expuestos a mayor detalle en el libro de Velasco, sin embargo en su presentación ha conseguido dar un interesante entremés, donde deja plantada la idea del rol del Estado como generador del excedente económico, la importancia de las empresas públicas y la trascendental nacionalización de los recursos naturales como hecho histórico, político y económico; que si bien ha tenido un costo aproximado de $us 1.160 millones (hasta fines de 2019) para el Estado, las ganancias que han reportado para Bolivia por estas acciones suman $us 14.178 millones. La relación costo-beneficio, conforme el balance de mi colega ha superado la relación 10 a 1 aproximadamente; dicho de otra forma, los bolivianos hemos logrado conseguir una renta mucho mayor a la que se nos ofreció con la mal llamada capitalización y, al volver a ser dueños de las empresas públicas, hemos recuperado la capacidad financiera que nos ha permitido invertir en infraestructura vial, de salud, de educación y principalmente productiva.

Un segundo elemento que vale la pena resaltar de la presentación es el hecho de que en esta nueva etapa donde el país ha tenido un gobierno progresista, el Estado ha cumplido un rol “retensor” del excedente económico, y es que las altas tasas de crecimiento que se vivieron los últimos 16 años (a excepción de 2019 cuando se vivió la peor crisis de orden económico de los últimos 60 años) sirvieron para que la demanda interna sufra incrementos importantes y a su vez esto haga que los agentes económicos paguen mayores montos impositivos, logrando así que el Gobierno también mejore sus recursos y retenga parte de las ganancias que reportan el vertiginoso ascenso de los indicadores económicos que vivimos.

Es difícil no admitir que la provisión de bienes púbicos (otro aspecto destacado por Velasco) se incrementó de manera exponencial durante el gobierno del presidente Morales y ahora en lo que va del gobierno del presidente Luis Arce, las inversiones que tenía el Estado para los años anteriores a 2005, en promedio, no superaban los $us 500 millones anuales, mientras que para la presente gestión, el presupuesto de inversión pública que se tiene supera los $us 5.000 millones, monto que representa 10 veces más de lo que los gobiernos neoliberales tenían pensado como recurso generador de bienes con acceso no particular.

El modelo ha logrado redistribuir la riqueza al punto de mejorar los niveles de consumo de miles de familias que han conseguido salir de la pobreza, este hecho ha sido otro pilar de la presentación de Omar y ha dejado claro, con evidencia científica, que la acción redistributiva del Estado genera un efecto virtuoso dentro del desarrollo económico; el ejemplo más claro de lo que se asevera está en el hecho conciso de que en 2021, Bolivia ha cerrado su crecimiento económico con 6,1% y que este crecimiento esté asociado a que el porcentaje de extrema pobreza de ese año haya llegado a 11,1%, la tasa más pequeña de la historia en lo que se refiere a este indicador en Bolivia.

La discusión final tiene que ver con la industrialización; sin embargo, considero importante dedicarle un artículo exclusivo a este punto, no sin antes celebrar la presencia de nueva literatura en materia fiscal.

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