Por: Wilson Cartagena Marupa
«Ya no tenemos quien nos espere en casa» nos dijeron …ya nuestros maridos se nos murieron, nos dejaron
Recorrimos más de cien km aproximadamente, Primero sobre la ruta San Buenaventura – Tumupasa, para posterior a ello continuar con el viaje hacia San José de Uchupiamosnas, nos adentramos por la serpenteante carretera de acceso hacia la Nación Uchupiamosnas a la que se puede llegar por diferentes vías, en motocicleta 150cc o con movilidad de doble tracción otros aún prefieren aventurar la ruta alterna del Río Beni y el Rio Tuichi como también los hay personas que realizan la travesía a pie la que dura aproximadamente ocho horas para llegar al destino o centro poblado
La principal dificultad para llegar a ésta pintoresca población ubicada en el centro del Parque Madidi es sin duda el relacionado al transporte por las características del camino y por ahora su mal estado del mismo, luego de viajar desde Tumupasa por aproximadamente una hora con cuarenta y cinco minutos, llegamos a San José de Uchupiamonas, al fin una vez cumplidas las actividades programadas, nos detuvimos a dialogar y compartir un acullicu (masticado de coca de coca con chamairo) con dos Señoras llenas de sabidurías y de avanzada edad como lo son la Sra. Neri Valdez, quien cumplió ayer 81 de vida (Felicidades para ella, nacida un 26/05/1944) por otro lado la Señora Emerenciana Queteguari Sea (nacida un 23/01/1947) quienes a pesar de su avanzada edad y las marcas de la vida manifestadas en sus rostros (arrugas) y manos por el paso de los años, manifestaron ellas, que son nacidas en San José de Uchupiamonas y por las cosas de la vida ya ambas quedaron viudas, pero su relación de amistad entre ellas a pesar del paso de los años se mantuvo fuerte, leal y sincera, pudimos conocer múltiples vivencias, anécdotas mientras no dejaban de reír ambas mientras alternaban la amena conversación, resaltar y compartir con todos Ustedes es la calidad humana de ambas interlocutoras, así como también amabilidad, el carisma, sencillez y sinceridad con la que nos hablaron, ah eso sí, reitero sin dejar la sonrisa contagiante en el desarrollo de la conversación, llenas de sueños y esperanzas de mejores días para los pobladores de habla Quechua – Tacana y castellano.
Como en toda actividad, el tiempo es oro, prometimos volver en una próxima oportunidad para continuar nuestra charla mientras compartimos la calidad y calidez de las damas y Señoras de esas que ya están en escasez y se nos están yendo acabando, Si, así es, a ellas me refiero, a las damas del anterior Siglo, quienes merecen de por vida nuestros respeto y admiración, por ser luchadoras incansables por la educación, enseñanzas y valores transmitidos de generación a generación para forjar y formar hombres y mujeres de bien