La Paz, mayo de 2020
Por Luis Flores Vásquez / Periodista
La cuarentena diferenciada se iniciará el 10 de mayo. Falso. La cuarentena diferenciada empezó, cuando empezó el confinamiento mismo. Las historias de la gente son diversas, abismalmente diferentes, pero la razón es la misma: el miedo. El temor nos mantiene en el encierro… pero no a todos y no de la misma forma.
Cuando has tenido acceso a educación escolar y universitaria, ver a alguien que dice que el virus no existe te parece ilógico. Lo condenas, lo repruebas, lo insultas.
Cuando tu refrigerador está lleno y tu cuenta con unos pocos o muchos billetes, ver a alguien que sale a la calle a vender, que quiere instalar una feria, que continúa en su puesto de venta, te parece salvaje.
Cuando has tenido ciertos triunfos personales, ver a otros menos afortunados te hace pensar que tienes el derecho —ganado a sudor, dirás— de sentirte mejor, de humillar y de decir que ese otro está así por su propia culpa.
Es que criticar es el camino más fácil. Es más complicado intentar entender, comprender, escuchar e identificarse con el otro, con el diferente.
En el país y obviamente en el mundo, la cuna que tuviste determinó tu vida. No siempre, pero casi siempre. Hay quienes tuvieron más ventajas, hay quienes se las han ganado, hay quienes las han tenido siempre y no las han aprovechado. “Hay de todo en la viña del señor”, como dicen. Esas diferencias se manifiestan de manera más fuerte en la catástrofe (léase el brote mundial del coronavirus).
Las imágenes que tenemos de gente que no cree en la existencia del virus o de las ferias, calles y otras que siguen llenas nos causan molestia, enojo e incomprensión, pero antes de lanzar la piedra podemos preguntarnos: ¿por qué pasa esto?. Ese ejercicio de evaluación nos evitará actuar como idiotas y nos acercará más a la soñada empatía.
Ahora que tenemos más tiempo por la cuarentena (si tienes la enorme virtud de tenerlo) quizá es bueno ver las ventajas y oportunidades, y las desventajas y barreras que tenemos y que tiene el otro: entenderlas, pensarlas y repensarlas. Estoy seguro que concluirás que el único camino posible y viable para todos es: ayudarnos unos a otros. Para eso no se necesitan “concursos de pobreza” ni fotos en el Face o el Insta. Solo se necesita tener la intensión de hacerlo y, por supuesto, hacerlo.
¡Si ya has pecado (quién no lo ha hecho), arrepiéntete impío!
Antes de decir “qué mierda tiene esta gente”, “son unos salvajes”, “que se mueran por no entender” y otras estupideces de esa calaña, piensa que entre esa persona y tú hay un abismo de ventajas y oportunidades, y desventajas y barreras.
Por eso, la cuarentena diferenciada la vivimos día a día. Esos abismos de injusticia e inequidad se ven de forma más clara en estos tiempos de confinamiento. Por último, si no vas a ayudar a terminar con ese abismo, siquiera procura pensar antes de hablar o de criticar al otro, o simplemente cierra la boca.
*Luis Flores Vásquez es periodista.