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Opinión

Las tiendas de barrio, restaurantes y pensiones en el país con sus puertas abiertas enfrentan el coronavirus para impulsar su economía

mario

La Paz, 25 de octubre de 2020

Por: Mario Marañón Albarracín.

Uno de los sectores que están incluidos dentro de otras Pequeñas y Mediana Empresas (PYMES), desde que empezó la cuarentena cerrada en el país luchó intensamente para sobrevivir, atender a la población y desafiar la crisis económica, manteniendo los precios a pesar de sectores que acaparaban y especulaban con productos alimenticios.

En Bolivia las PYMES representan el 79% de la base de la economía boliviana y generan alrededor del 40% de los empleos nacionales, según datos de la Confederación de la Micro y Pequeña Empresa. Con la crisis sanitaria, las pequeñas y medianas empresas se enfrentaron a un gran desafío: reinventarse para salir adelante.

“Confío en el trabajador boliviano, tenemos capacidad de producir y generar nuestro propio empleo ya que el 80% de la mano de obra la generamos nosotros”, sostiene Javier Challapa, presidente de la Asociación de Productores Textiles de Santa Cruz. El dirigente reconoce que su sector fue uno de los más afectados con la crisis y que muchos de los asociados han cerrado sus unidades productivas o han cambiado de rubro.

En ese sentido, Juan Carlos Vargas, Secretario de Relaciones Exteriores de la Confederación de la Micro y Pequeña Empresa de Bolivia, remarca que el aporte de las PYMES es determinante en la economía nacional, y señala que muchos emprendedores migraron al rubro de los alimentos, uno de los fortalecidos durante la pandemia. “Muchos de los asociados se han cambiado al rubro alimenticio. Algunos han abierto sus tiendas de barrio, otros comercializaron productos en mercados móviles. Hay que buscar oportunidades de negocio”, señala.

Según el Instituto Nacional de Estadística y datos del Ministerio de Desarrollo Productivo, existen 275.000 microempresarios, que generan alrededor de 2 millones de empleos. Y en ese marco, la participación de la mujer representa el 40 por ciento.

Entre esas PYMES se encuentran las más 70.000 tiendas de barrio que forman parte de la cadena de valor de Coca-Cola, y que en un 80% son regentadas por mujeres.

De acuerdo a los testimonios de quienes se dedican a esta actividad económica, el desafío de reinventarse en época de coronavirus tiene que ver con potenciar el mercado interno e incentivar la marca boliviana en el mercado local. Para ello, señala que se debe apostar por la coordinación con los tres niveles de gobierno: municipal, departamental y nacional.

Otro de los desafíos más grande está en cómo llegar al consumidor, no solo por los canales tradicionales, sino también a través de Internet. “En esta cuarentena nos hemos capacitado en ventas online, comercio electrónico y aplicaciones de entrega a domicilio”, sostiene el dirigente, y no demora en agregar que considera que ese es el camino en el que todos deberían avanzar.Sin duda las tiendas de barrio y restaurantes tuvieron y aplican medidas de bioseguridad, para preservar su salud y evitar contagios para también cuidar el bienestar de la población.

Las tiendas de barrio y los restaurantes ahora en la apertura con restricciones en la pandemia que se vive en Bolivia y en el mundo tienen en adelante el reto de impulsar la economía junto a nuestra población.

LA REAPERTURA DE RESTAURANTES Y PENSIONES

La pandemia no solo obligó a cambiar hábitos en casa sino también a replicarlos en el exterior y a extender las medidas de bioseguridad a los más diversos ámbitos. Desde que los restaurantes y pensiones de comida abrieron sus salas, una nueva dinámica se gestó en su interior, tanto en trabajadores como en comensales.

En la ciudad de La Paz, por ejemplo, los protocolos de bioseguridad para restaurantes tuvieron en cuenta un capítulo especial enfocado en los clientes. “Apelamos a la conciencia de los propietarios de negocios y también a la de los ciudadanos para el estricto cumplimiento de los protocolos. Cuidarnos está en nuestras manos”, explica Sergio Siles, Secretario Municipal de Desarrollo Económico del Gobierno Municipal de La Paz.

Las básicas obligatorias para los clientes incluyen el uso de barbijo al momento de llegar al local, respetar el distanciamiento social y la desinfección de manos antes y después de comer. “Con el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad por ambas partes, se reduce el riesgo”, agrega Siles.

Desde la Cámara Gastronómica de Santa Cruz, también consideran que la bioseguridad es una tarea compartida entre propietarios de restaurantes y clientes para respetar todas las medidas de bioseguridad.

Las medidas que se exige cumplir a restaurantes y pensiones son:Llegar al local con barbijo puesto, y en lo posible tener uno adicional para utilizar después de haber consumido alimentos. Lavarse las manos o usar desinfectante antes de comer.

Reservar con antelación antes de acudir al local e indicar cuántas personas compartirán la mesa. Respetar los tiempos de limpieza y desinfección de cada mesa antes de sentarse. Evitar dejar bolsos o carteras en el suelo, además de restringir la circulación por el local a la estrictamente necesaria. Priorizar el uso de medios de pago electrónicos.

Exigir al local que las medidas de bioseguridad que le correspondan se respeten en todo momento.

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