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Sociedad

El coraje mítico de las heroínas de la Coronilla

La Paz, 27 de mayo de 2022

Ahora el Pueblo

Antes del grito de Avaroa “¿rendirme yo?, que se rinda su abuela”, estuvo el gesto de la abuela Chepa, quien recogió en su mano la sangre que le brotaba del pecho, luego de que un soldado realista la hiriera, y se la arrojó a la cara, después de que él tratara de obligarla a arrodillarse.

La novela Juan de la Rosa, del escritor valluno Nataniel Aguirre, retrata esta escena. El libro cuenta la defensa de la Villa de Oropesa, como solía conocerse a Cochabamba, contra el ejército realista comandado por José Manuel de Goyeneche en el año 1812. Lo particular de esta batalla es que fueron las mujeres quienes salieron a enfrentarse al enemigo, luego de que la revolución liderada por los hombres del valle fuera derrotada.

“Pocas ciudades tienen una imagen tan personificada y tan vívida de sus héroes populares y anónimos, en muy pocas también la imagen es de mujeres en son de guerra”, afirma la literata Alba María Paz Soldán en su artículo “Memoria, imagen y ciudad en Juan de la Rosa, de Nataniel Aguirre”.

Esta imagen, recuerda la autora, trascendió no solo la intención del autor, sino también la ideología de la época. El narrador de Juan de la Rosa, en el capítulo XX describe cómo imagina que debería ser un monumento que recordase lo acontecido ese 27 de mayo de 1812.

“¡Por qué no erigirían mis paisanos un sencillo monumento en lo alto de su graciosa e histórica colina? Una columna de piedra, truncada en signo de duelo, con un arcabuz y un cañón de estaño”, se lee.

Las autoridades trataron de hacer realidad este pedido en 1910, sin contar con que los deseos de la población serían otros. Los ciudadanos cochabambinos iniciaron una campaña para que el monumento tomara la forma de dos de los personajes de la novela, la abuela Chepa, blandiendo su bastón contra los invasores, mientras defiende a otra mujer más joven y, con ella, a Cochabamba entera.

La estatua que se halla en la cima de la colina de la Coronilla hoy es la misma que se reveló en 1926. En ella la ficción, el imaginario social y la historia trenzan sus hebras y crean un tejido donde no pueden diferenciarse fácilmente.

“Para entender por qué se produce este encuentro en la Coronilla hay que ir un poco atrás”, narra María Luisa Soux, docente de historia de la Universidad Mayor de San Andrés.

“Cuando se pierde la Batalla de Huaqui en julio de 1811, un año antes de la Batalla de la Coronilla, un grupo importante del ejército independentista estaba compuesto por cochabambinos, dirigidos por Francisco del Rivero, pero al perderse la batalla Goyeneche entra a lo que era Charcas y empieza a controlar a los diferentes grupos que se habían mantenido sublevados, muchos de ellos indígenas”.

Retomar Cochabamba se transformó en una misión importante porque era un sitio muy rebelde, por un lado y, por otro, la sección del ejército realista que estaba peleando allí no podía perderse. Algunos datos dicen que las mujeres tenían experiencia apoyando a las milicias que se habían organizado dentro de la ciudad. Es en este contexto en el que se da la Batalla de la Coronilla o la colina de San Sebastián, como también se la conoce.

“El historiador Gustavo Rodríguez Ostria, en su libro Morir matando, relata que el 26 de mayo, un día antes del enfrentamiento, las mujeres ya estaban organizadas y fueron en busca de armas al cuartel de la ciudad. Durante esa jornada previa, las autoridades que permanecían en la urbe lograron controlar a las mujeres. Sin embargo, al día siguiente, el pueblo, la plebe como se le llamaba, se levantó contra sus propias autoridades para defender la ciudad”.

¿Manuela Gandarillas fue real?
Popularmente se identifica a la abuela Chepa como Manuela Gandarillas, una mujer ciega, cuya condición y edad avanzada no disminuyen su valentía, altura y porte. Si bien al personaje se le atribuye el liderazgo de esta defensa de la Villa de Oropesa, su existencia se ha puesto en duda múltiples veces.

“Es un tema que se debate mucho en Cochabamba. Hay descendientes de Manuela Gandarillas que dicen que es una persona que existía, que ella fue la que dirigió esto y Nataniel Aguirre la va a tratar como esta ciega, tan importante, como una matrona de la ciudad, pero está la posición opuesta, que es la que sostiene Rodríguez Ostria, por ejemplo, que afirma que no es nada más que un mito construido. Es muy difícil saber porque en los movimientos de masas puede ser complicado ver quién fue el líder. Y la persona que ha dirigido todo se va a quedar callada porque podría ser sometida a represión”.

Lo cierto es que al celebrar el Día de la Madre en Bolivia, cada 27 de mayo, la tradición oral y el país le dieron el papel protagónico a esta mujer en la que Paz Soldán encuentra no solo una figura casi mítica, sino el relato de una heroína popular que encarna valores muy cercanos al sentir patriótico de Cochabamba.

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